Erupciones de barro.
No todos los volcanes escupen lava: algunos arrojan fango, y lo hacen en grandes cantidades. Aunque la mayoría de los volcanes de lodo expulsan algo de barro solo de vez en cuando, hay uno bien conocido por sus frecuentes y potentes explosiones. Ahora, un trabajo reciente ha conseguido explicar por qué se producen esas erupciones y cuán intensas pueden llegar a ser.
Adriano Mazzini, geólogo de la Universidad de Oslo, y sus colaboradores estudiaron el Lokbatan, un volcán de lodo ubicado en Azerbaiyán. Mazzini llama a este pequeño país situado al norte de Irán «el reino de los volcanes de fango». Posee cientos de ellos, pero el Lokbatan es excepcional.
La primera erupción registrada tuvo lugar en 1829. Desde entonces, aproximadamente cada cinco años ha lanzado columnas de lodo, a veces de más de 100 metros de altura. Durante las erupciones suele producirse la combustión espontánea de los depósitos de petróleo y metano cercanos, de modo que los surtidores de lodo suelen ir acompañados de llamas y humo. El espectáculo compite con el de un volcán tradicional alimentado por magma, asegura Mazzini: «Pueden ser igual de llamativos
y potentes».
Para investigar las impresionantes erupciones del Lokbatan, Mazzini y sus colaboradores instalaron 30 detectores de gas en los flancos del volcán a fin de estudiar las emisiones de metano y dióxido de carbono. Sospechaban que los gases se acumulaban más deprisa bajo el Lokbatan que en otros volcanes de lodo que liberan gas a la atmósfera de forma continua.
Los autores hallaron que el Lokbatan se «desgasifica» a un ritmo más de cien veces menor que el de otro volcán de lodo próximo. Cuando entra en erupción, el gas escapa violentamente y después el barro vuelve a caer en la chimenea del volcán, con lo que la sella. Según Mazzini, ese lodo se compacta y forma un tapón que atrapa el gas, el cual se acumula hasta que provoca la siguiente erupción explosiva.
Asimismo, los investigadores creen que las erupciones del Lokbatan probablemente hayan sido lo bastante violentas para destruir el borde del cráter. Observaron tres descomunales trozos de sedimento (el mayor de ellos, con un volumen superior al de 300 vagones de tren) al oeste del volcán, donde es notorio que faltan partes del borde del cráter principal. Esos «megabloques» serían pedazos del cráter que se desprendieron en una erupción. Los investigadores emplearon modelos informáticos para demostrar que los enormes fragmentos pudieron haberse deslizado varios kilómetros cuesta abajo montados sobre una gruesa capa de lodo fluido. Los registros históricos sugieren que eso pudo ocurrir durante una erupción acaecida en 1887, según los resultados del estudio, publicado en Earth and Planetary Science Letters.
Entender la dinámica de los volcanes de lodo puede aportar ideas sobre lo que sucede en otros planetas, incluido Marte, afirma Shirin Haque, astrobióloga de la Universidad de las Indias Occidentales en Trinidad y Tobago que no participó en la investigación. Es posible que el planeta rojo posea varios volcanes de fango, y «esos flujos de lodo podrían haber afectado al paisaje que vemos hoy en Marte», concluye la experta.
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Fuentes documentales:
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/el-arte-de-la-transformacin-832/erupciones-de-barro-19777