Un asteroide contra la Tierra

Un asteroide contra la Tierra

En diciembre de 2020, un accidente destruyó el histórico radiotelescopio de Arecibo, en Puerto
Rico. La instalación era el sistema de radar planetario más potente, sensible y activo del
mundo para estudiar asteroides cercanos.

En los primeros segundos del vídeo que se grabó el 1 de diciembre de 2020 en el
radiotelescopio de Arecibo, todo parecía normal. Es cierto que algunos cables de soporte se
habían roto en agosto y noviembre de ese año y que ello había dañado la antena de 300
metros de diámetro. Y también que la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. ya tenía
previsto desmantelar Arecibo, un instrumento que comenzó a explorar el cielo en 1963.

Eso cambió poco antes de las ocho de la mañana de ese día, cuando, como si alguien hubiera
dado una orden, uno de los pilares de apoyo expulsó un poco de polvo. Era un cable que
empezaba a romperse. Sobrecargados, otros cables comenzaron también a partirse. La
enorme plataforma de instrumentos que pendía sobre el observatorio en forma de cuenco
comenzó a inclinarse y, tras un agónico balanceo hacia abajo, se estrelló. Al final de la
grabación podían distinguirse enormes agujeros en el icónico telescopio y había polvo por
todas partes. Arecibo, al menos tal y como lo conocían los científicos, había desaparecido.

Arecibo deja un extenso e ilustre legado de descubrimientos científicos relacionados con el
estudio de la meteorología espacial, la búsqueda de vida extraterrestre, el cronometraje de
púlsares y el cartografiado del gas de hidrógeno neutro. Pero también poseía un reclamo
único: era el sistema de radar planetario más potente, sensible y activo del mundo. Podía
escudriñar a través de la espesa atmósfera de Venus y explorar la polvorienta superficie
marciana, pero también ayudaba a proteger la Tierra de los asteroides. Sus datos mostraban
esas rocas en detalle, revelaban si podían representar una amenaza y ayudaban a esclarecer
cómo habría que actuar en caso de que una se dirigiera hacia nosotros.

Las operaciones de radar de Arecibo se enmarcaban en el ámbito de la «defensa planetaria»:
el intento de identificar y prevenir posibles colisiones de asteroides y cometas contra este
planeta que, a ser posible, nos gustaría conservar intacto.

En un día cualquiera, es poco probable que una roca espacial impacte de forma devastadora
contra la Tierra. Pero las consecuencias de una catástrofe semejante serían serías. Y la historia
del sistema solar, que incluye mundos salpicados de cráteres, impactos recientes de cometas
en otros planetas o enormes objetos que atraviesan la atmósfera de la Tierra y son registrados
por las cámaras de seguridad de los automóviles, demuestra una verdad estadística: los
sucesos que son improbables en un día cualquiera acaban ocurriendo si dejamos pasar el
número suficiente de días. Ese es el motivo por el que la NASA dispone de toda una sección
dedicada al problema, por el que numerosas instalaciones astronómicas recopilan datos
preventivos, y por el que una inminente misión espacial demostrará qué podríamos hacer los
terrícolas si una roca espacial llamase a nuestra puerta.

Pero ¿es suficiente? Con Arecibo y su radar fuera de servicio, el arsenal de defensa planetaria
se queda corto. Ahora, la comunidad internacional está tratando de evaluar el riesgo, idear
nuevas formas de anticiparse a la amenaza y elaborar planes para lo que podría ocurrir a
continuación.

En Geotecnia Alperi S.L. , además de los estudios geotécnicos y geológicos ,que realizamos principalmente en Bizkaia, Asturias y Cantabria ; nos interesan las diferentes disciplinas que están relacionadas con la historia y el estudio de la Tierra y el nuestro propio.

Fuentes documentales:
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/hongos-la-nueva-amenaza-839/est-la-tierra-preparada-para-evitar-un-asteroide-20133

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