La corteza terrestre

La corteza terrestre

Los científicos que investigan una falla sísmica en la costa oeste de EE.UU. cuentan ahora con
un aliado inesperado en su esfuerzo por obtener imágenes de las profundidades de la corteza
oceánica: el rorcual común.

Los rorcuales comunes son gigantes de 20 a 25 metros de longitud cuyos cantos pueden
escucharse hasta a 1000 kilómetros de distancia y retumban en el mar con la misma intensidad
que el motor de un barco. Un estudio publicado en Science concluye que las ondas sonoras de
los cantos pueden emplearse para generar imágenes del subsuelo marino hasta una
profundidad de 2,5 kilómetros.

En la obtención de imágenes del fondo oceánico, esenciales para estudiar la mecánica sísmica
o la capacidad de almacenar carbono, suelen utilizarse grandes pistolas de aire que envían
ráfagas sonoras hacia el suelo. Las ondas sonoras penetran en la corteza y regresan a los
instrumentos instalados en el lecho marino con información sobre las estructuras por las que
se han propagado. Pero tales mediciones son costosas y el ruido de las armas de fuego puede
perturbar a los mamíferos marinos que utilizan sonidos para comunicarse.

«De hecho, es fantástico contar con una nueva fuente de información», asegura Václav Kuna,
coautor del estudio y sismólogo del Instituto de Geofísica de la Academia Checa de las
Ciencias.

Kuna, quien entonces trabajaba en la Universidad Estatal de Oregón, estudiaba en 2012 y 2013
los terremotos asociados a la falla transformante de Blanco, frente a las costas de Oregón,
cuando detectó unas lecturas extrañas en los instrumentos sísmicos instalados en el fondo
marino. Las lecturas coincidían con las frecuencias de los cantos del rorcual común.

Según Emily Roland, sismóloga marina de la Universidad de Washington que no participó en el
estudio, los cantos de ballena aparecen con frecuencia en los registros de los instrumentos,
pero los sismólogos suelen verlos como un estorbo. Kuna, sin embargo, se dio cuenta de que
algunas señales únicamente aparecían en los sismómetros de los instrumentos del fondo
marino, que solo detectan vibraciones, pero los micrófonos de audio no captaban los sonidos
correspondientes. Por tanto, las señales no provenían directamente de los rorcuales, sino que
eran ecos reflejados procedentes del interior de la corteza.

Kuna explica que la técnica presenta ciertas restricciones. Los rorcuales comunes cantan en un
rango limitado de frecuencia, por lo que las imágenes del subsuelo no son tan nítidas como las
obtenidas mediante pistolas de aire. Además, se necesita un fondo marino relativamente
plano para calcular la posición de los rorcuales y emplear sus sonidos en el análisis de datos
con una sola estación sísmica; en regiones montañosas o en pendiente se requerirían múltiples
estaciones, añade.

No obstante, Roland señala que, dada su abundancia, los cantos de los rorcuales podrían
brindarnos una nueva perspectiva sobre los antiguos conjuntos de datos sísmicos. Las
imágenes de los primeros 2,5 kilómetros de sedimentos y corteza oceánicos podrían
emplearse en campos como la climatología (para estimar mejor el potencial de los sedimentos
para almacenar carbono) y la sismología (para localizar con precisión los terremotos y
determinar cómo interactúan los sedimentos y la corteza en las zonas de falla).

En Geotecnia Alperi S.L. , además de los estudios geotécnicos y geológicos ,que realizamos principalmente en Bizkaia, Asturias y Cantabria ; nos interesan las diferentes disciplinas que están relacionadas con la historia y el estudio de la Tierra y el nuestro propio.

Fuentes documentales:
https://www.investigacionyciencia.es/noticias/los-cantos-potentes-y-prolongados-de-las-ballenas-revelan-la-estructura-de-la-corteza-terrestre-19563

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